Los filtros OIII solo dejan pasar la luz con una longitud de onda de 501 nanómetros, que corresponde a la línea espectral del oxígeno doblemente ionizado. Esta línea es emitida por las nebulosas planetarias y algunas nebulosas de emisión, de modo que mediante este filtro estos objetos permanecen visibles mientras que el filtro bloquea el resto. Este efecto aumenta el contraste y hace visibles las nebulosas tenues.
Fotografía astronómica: los mejores resultados se obtienen con este filtro y cámaras monocromáticas. Lo ideal es combinar este filtro con los H-alfa y SII. Así se obtiene una imagen que muestra las delicadas estructuras nebulares con claridad y un contraste elevado.
Los filtros de niebla de Antlia ofrecen un contraste extremo. De este modo, el astrofotógrafo consigue un resultado muy bueno incluso con una considerable contaminación lumínica procedente de las ciudades o de la luna.