¿Qué podemos observar con cada telescopio?
La Luna y los planetas grandes se ven con cualquier telescopio, pero para la observación de detalles y de objetos tenues del cielo profundo se necesita una apertura grande.
Según un dicho muy habitual entre astrónomos, "cada telescopio tiene su propio cielo". No existe el telescopio perfecto para todo, sino un telescopio óptimo para cada finalidad.
Además, el grado de disfrute también depende del observador. Actualmente, los tubos más sencillos se inspiran en los instrumentos con los que los pioneros de la astronomía, como Galileo Galilei, revolucionaron nuestra concepción del mundo hace más de 400 años. Los astrónomos de la antigüedad a menudo se especializaban en un solo objeto: y es que cuanto más mira uno la Luna o un planeta en concreto, más emocionante se vuelve.
En astronomía, la mayoría de los objetos de observación son pequeños y tenues, motivo por el cual hay que usar una óptica lo más grande posible, capaz de captar mucha luz. La calidad de las superficies ópticas es decisiva: un telescopio grande no sirve de nada si la imagen que ofrece no es buena. De hecho, un observador experimentado verá más a través de un telescopio pequeño que un principiante con un telescopio grande.
Los objetos más luminosos, como la Luna o los planetas, deben estar al menos 40º por encima del horizonte para poder verlos con nitidez. En el caso de los objetos del cielo profundo, como galaxias y cúmulos estelares, hay que observar desde un lugar oscuro y en una noche sin luna. A menudo se infravalora el efecto contaminador de las grandes ciudades cercanas. Los grandes centros urbanos enturbian las observaciones cercanas al horizonte, pero, por suerte, no afectan tanto a aquellas próximas al cénit. En las regiones montañosas hay lugares realmente oscuros desde los que observar.
En https://www.lightpollutionmap.info encontrará valiosa información sobre la contaminación lumínica a nivel local por su región.
Ópticas de largo alcance y sus prestaciones
Las ópticas pequeñas de hasta 10 cm de diámetro muestran detalles sobre la superficie de la Luna, como las montañas centrales en los cráteres. Los grandes planetas se ven como discos y se distinguen los anillos de Saturno. En Júpiter se pueden apreciar 2 bandas y las 4 lunas más grandes. Sin embargo, generalmente no sirven para observar detalles en objetos del cielo profundo.
Las ópticas más grandes, de entre 20 y 30 cm de diámetro, permiten ver cúmulos estelares globulares. Algunas galaxias muestran los brazos de su espiral y en las nebulosas planetarias pequeñas y luminosas se pueden distinguir algunas estructuras. En las bandas de Júpiter pueden verse incluso tormentas. La resolución aumenta notablemente y en algunos volcanes lunares hasta se puede identificar la caldera. Los fotógrafos de planetas prefieren trabajar con ópticas de este formato; con una sencilla cámara web se pueden ver numerosos detalles pequeños en la superficie de Marte y Saturno.
Si el cielo está lo suficientemente oscuro, las ópticas grandes con diámetros de más de 30 cm son capaces de alcanzar los brazos de las espirales de innumerables galaxias, así como pequeños detalles en las nebulosas planetarias. En las grandes nebulosas gaseosas, como la del Velo, se puede diferenciar un sinfín de estructuras si se usan los filtros correspondientes. Para los astrónomos aficionados estos aparatos solo son manejables en formato Dobson y, por lo tanto, no son aptos para fotografía.
Las ópticas muy grandes con diámetros de entre 50 y 100 cm de diámetro son poco comunes. Ocasionalmente puede surgir la oportunidad de mirar a través de uno en grandes encuentros astronómicos. Con ellos, los objetos del cielo profundo se convierten en bonitos objetivos para una astrofoto.
Autor: Bernd Gährken
Bernd es especialista en astrofotografía. Con sus observaciones nunca cesa de demostrar que los aficionados, cuando se lo proponen, pueden obtener grandes resultados.
Bernd estudió Administración Empresarial y trabajó como asesor para clientes de sistemas de telescopios ya antes de unirse a nuestro equipo. Es un aficionado a la astronomía con muchos años de experiencia y ha realizado infinidad de colaboraciones, por ejemplo, con el observatorio de Múnich, la redacción de diversos artículos y la intervención en conferencias, de manera que no es ningún desconocido en el mundo de la astronomía amateur.